viernes
La vidas posibles
En esta fase de afodistismo original, cada hembra pertenecía igualmente a todos los machos y cada macho a todas las hembras. Y según los gustos o caprichos del momento: cada macho pertenecía igualmente a todos los machos y cada hembra a todas las hembras. De ese modo, cuando nacía una criatura no se sabía si era un hijo, un hermano, un nieto, las tres cosas a la vez o ninguna. Mucho peor aún, empezaron a nacer niños con escamas, como si la Naturaleza hubiera empezado a tambalearse y en lugar de traer al mundo a seres humanos hechos y derechos, hubiera comenzado a sacar de la galera especies de otras épocas geológicas.
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A partir de ese momento, quedaba terminantemente prohibido practicar el comercio carnal entre padres e hijos, hermanos y hermanas (no así entre primos colaterales cruzados, que pudieron aprovechar sin culpas ese vacío legislativo).
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Ahí donde la mayoría de las lenguas, para expresar lo que sucede ahora, antes o después, se empeñaban en declinar verbos hasta el agotamiento, o imponían la compañía paternalista de un verbo auxiliar, la lengua dixie se las arreglaba agregando, según las circunstancias, prefijos lunares o solares a los sustantivos.
La forma que adopta el mundo es la forma murmurada por el lenguaje. Era un verdadero alivio, declaró Mr. Wirthmore, que convivió con los dixies durante veintiocho días, vivir en un mundo sin tiempo. Los dixies desconocían el engorroso problema de definir algo que, cuando no me lo preguntan, sé lo que es, pero cuando me lo preguntan, dejo de saberlo.
Retaceo de La extinción de las especies de Vecchio
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