El fragmento es larguisimo de copiar, asi que lo escribo más o menos con mis palabras, por lo que se recomienda ampliamente leerlo del original que tanto vale la pena. La autora escribe un texto participando del largo debate de la antropología sobre la relación causal entre rito (acción) y mito (creencia), cual precede a cual? Ella dice que esa pregunta habla mucho más del ritual académico que del ritual mágico por nuestras deformaciones profesionales. La cosa suena más o menos así: Ya Austin ha ejemplificado la utilización particular del lenguaje que tiene la visión escolástica divorciado de la practica que se vuelve posible gracias al oicio estudioso (este ultimo, concepto de nuestro querido Bourdieu) . Bueno, con esto queremos (yo y quien más? ja! una (nuevamente el disfraz del yo) nunca se anima al singular para no cargar sola con el juicio valorativo que el otro pueda llegar a hacer sobre el posteo de una, más gracioso aun cuando se trata de un blog sin lectores!) decir que nuestra practica y formación académica nos engaña con la posibilidad de discursos aparentemente independientes del cuerpo que los produce. Nuestro habitus nos juega una trampa (en la que tanto caemos) presentandonos discursos separados del entorno como actividad de una naturaleza distinta y superior al resto de la acción humana.
Solo en la academia puede darse una cosa así, porque crea cuerpos quietos, sentados, separados entre sí, concentrados en la producción y comprensión de discursos y desatento a todas las demás sensaciones del cuerpo propio y ajeno. Esto se da con largas horas de permanencia en posición sentada con cuerpos sometidos a inmovilidad, la disposición de sillas obliga la mirada al libro con exclusión del entorno. La distancia entre las sillas desalientan el contacto físico y la ropa o uniforme de color obscuro e igual a todos parece diseñada para no llamar la atención. Se evita sensaciones térmicas, olores, paisajes cambiantes, sonidos lejanos. Desde la educación escolar se nos enseña a separar el discurso del cuerpo mediante el entrenamiento de la atención. El movimiento corporal propio o ajeno que implica mover la lapicera o los botones del teclado es lanzado fuera de la conciencia así como el movimiento de la boca o las cuerdas vocales al hablar.
Mi estilo libre del texto "Creencias: lo que no es cuerpo para las ciencias sociales de la religión" de María Julia Carozzi
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