Que hacer con esos homenajeados que ya no nos interpelan más? romperla en pedacitos como a una foto de un ex? dejarlos (los monumentos y las fotos del nabo por el que alguna vez sentimos tanto amor) como memoria de lo que también fuimos? derribar el caballo del prócer caído en desgracia ideologica es dar la batalla cultural? es la reescritura redentora del pasado o es acaso un revanchismo de salón?
El proyecto looking for Lenin sale a buscar los destinos de esos pedazos de promesa
Para leer interesantes discuciones sobre las prácticas iconoclasistas y los usos del pasado en el espacio público, dejo esta notiña
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