sábado

El pentateuco de los 30

Inmensos aprendizajes que fui cosechando desde el canal de parto hasta acá. Obvio que no soy quien para hablar en nombre de mi yo del futuro, ni de clausurar un proceso, asi que este posteo será otro work in progess (al igual que el post "manifiesto para el desamor") que irá creciendo conmigo o me ayudará a no decrecer por si me pierdo en la ciudad.



1. Nadie tiene la vaca atada. + Nobody has a tied cow  (desde la producción de este blog tenemos especial interés de que esta máxima llegue a los países del norte). El día que entendí esto, dejé terapia.
Exégesis: Todos hacemos lo mejor que podemos -para seguir con las metáforas de vaca- desde la buena leche, pero nadie sabe y vamos todos improvisando por el camino y en esa, a veces podemos pifiarla fiero, lastimar a alguien/es (sobre todo a nosotros mismos) y es parte de los riesgos del rebaño (no se como se dice un conjunto de vacas). Desconfíen de todo aquel que venda libros de recetas, porque a todos, alguna vez, se nos ha quemado el flan aún en baño maría. No hay otra, toca inventar, errar, caer y perdonarse, porque uno, como todo el resto, no tiene la vaca atada. Y no es culpa de la vaca ni del que le da de comer, porque repartir culpas es regresivo y es no ver el recorrido de cada quien. No hay recetas, no hay seguridades, no hay perfección. La vaca nos da la leche, el dulce de leche, la manteca, lecciones de vida y asados. Gracias vaca por todo lo que nos das.
2. Lo que te choca, te checa
Si me tatuara una frase, en un lugar muy muy discreto para estar segura de que nadie la vería jamás, por ejemplo en el páncreas, me tatuaría esta frase. Es sublime. Pura sabiduría en menos de 20 letras (y dos que son mudas). Te invita a hacerte cargo, es una variante mas estilizada de "un dedo que apunta a otro y 3 te apuntan a vos mismo" (muy berreta pero tiene su punto). La forra que coquetea con tu novio, tu jefa que trata a todo el mundo como sus vasallos, el pibe que acapara toda la charla en los asados, todos ellos, y muchos más, son una invitación a que identifiques donde te duele y te pongas  a laburar. Como el olor a podrido es el mensaje de la mandarina para decirte "tirame", la ira/incomodidad es el mensaje para decirte "trabajate ahí" o hay quienes también escuchan "hacete cargo". Puede ser un poco abrumador andar por la vida haciendose cargo de todo (llueve porque no clavé el cuchillo en la tierra) pero es un buen ejercicio para tratar de contrarrestar las tendencias de culpar y quejarse de todo y ser el muy tentador personaje de la victima universal, como los que piden en el subte.


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