domingo

Accesorios de la valía


- Bueno, arriba. Miren el puente, está al alcance de la mano - dije sin ningún entusiasmo. Después se me ocurrió una idea-. A ver, Chino, destapate otra; vamos a calentar los motores.
La orden alzó el espíritu de la tropa y enseguida estuvimos dándole al vinito ajerezado.
(...)
No propuse ningún limite porque imagine que cada uno iba a tomar una cantidad igual al valor que le faltara para encarar el ultimo trecho. A mi hermano le alcanzó con dos tragos. Yo, en cambio, le di uno bien largo: todo lo que pude aguantar la quemazón en la garganta. Los demás tomaron su medida; Percha fue el único al que tuvimos que parar.

Fragmento de "El origen de la tristeza" de Pablo Ramos

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