martes
Padre-hijo-fantasmas
Mi padre fue algo asi como un hermano mayor. Un hermano mayor turbulento, afectuoso, suceptible, vulnerable, agobiado por no sabía que fantasmas (....)Cuando sentía que los acusaban de algo -de ser inútil para los negocios, de ser un mal marido, de ser un melancólico, de ser un borracho- me miraba con ojos extraviados, como de usurpador de algún trono medieval en un delirio causado por la fiebre y me hablaba en un extraño plural:
-uds persiganme, acúsenme, asédienme, mandenme a la policia ¡Pero yo hago lo que se me da la gana!
Raro, para un chico, verse así reclutado en un ejercito imaginario de fantasmas morales. De ese modo, para el varón occidental de comienzos del siglo XXI, los hijos sin querelo cumplen el papel que en otro tiempo cumplía Dios: recordarles lo que deberían ser, lo que para su desgracia no son, la exacta medida de su insuficiencia.
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