No solo la lengua, para ser exactos. Pues desde el mismo comienzo empiezan a inventarse dioses. Cada tribu los suyos, únicos, insustituibles (...) ¿Por qué la humanidad debe vivir miles y miles de años antes de madurar la idea de un solo dios? ¿Acaso no debería ser la primera en surgir?
Es curioso que cada nuevo grupo no se plantee hacer una prospección del terreno, examinar la situación, escuchar la lengua en la que se comunica la gente: no, cuando aparece, lo hace con su propia lengua. Con su propia legión de dioses. Con su propio mundo deritos y costumbres. Enseguida marca y subraya su otredad […] Pero las personas tienen un aspecto parecido, todas son pobres y apáticas, sólo al escucharlas se acaba percibiendo que hablan lenguas diferentes.
Por el señor Kapuscinski en viajes con Heródoto
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