Hoy pensaba en una verdad muy triste. Todas las historias, por mas grandiosas, llenas de aventuras, pasiones, invasiones bárbaras, premios Nóbeles en su haber, lindas dedicatorias, Borges y Cervantes, todas y cada una de las historias terminan igual, con algo tan insignificante y mínimo como un puntito. Algo tan tonto como la simple marca del lápiz apoyado sobre el papel es lo que da cierre a todas las historias que atesora la humanidad. Así, hasta los más creativos escritores, tienen problemas para terminar sus historias de una manera no insignificante, boba y cliché. Acaso uno tiene la vanidad de pensar que uno va a ser distinto?
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