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Diecisiete mil soldados se apostaron en las calles para rendir honores. Desde los balconesfueron arrojados un millón y medio de rosas amarillas, alhelíes de los Andes, claveles blancos,orquídeas del Amazonas, alverjillas del lago Nahuel Huapí y crisantemos enviados por elemperador del Japón en aviones de guerra.«Números», –dijo el Coronel. «Ya esa mujer no tiene más ancla con la realidad que losnúmeros»Diecisiete mil soldados se apostaron en las calles para rendir honores. Desde los balconesfueron arrojados un millón y medio de rosas amarillas, alhelíes de los Andes, claveles blancos,orquídeas del Amazonas, alverjillas del lago Nahuel Huapí y crisantemos enviados por elemperador del Japón en aviones de guerra.«Números», –dijo el Coronel. «Ya esa mujer no tiene más ancla con la realidad que losnúmeros»Diecisiete mil soldados se apostaron en las calles para rendir honores. Desde losbalcones fueron arrojados un millón y medio de rosas amarillas, alhelíes de losAndes, claveles blancos, orquídeas del Amazonas, alverjillas del lago Nahuel Huapí y crisantemos enviados por el emperador del Japón en aviones de guerra. «Números», –dijo el Coronel. «Ya esa mujer no tiene más ancla con la realidad que los números» T.E.M en Santa Evita

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